Dejaste profunda huella
A tu paso, querido peregrino,
Será indeleble por bella
Por que señaló el camino.
Tu sencillez imponente
Tu piedad arrobadora
Sonrisa resplandeciente
Y humildad arrolladora.
Millones de vítores arrancaste
Al corazón del pueblo mexicano
Y sin lugar a duda demostraste
Que Cristo Jesús es nuestro hermano.
Lágrimas de amor brotaron
A tu llegada y estancia
Y hoy lágrimas de añoranza
Al pensar que ya te has ido.
Mas no te fuiste del todo
Analizando con calma
Si nos robaste el alma
Tu dejaste el corazón.
I-II-79
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