Deja sacar del arcón de los recuerdos
La vieja lira que pulsé algún día,
Quiero cantar como lo hiciera otrora
A la luz, a la vida, y al fulgor de la aurora.
Ahh mi pobre poeta que cantaste a la vida
¿Qué no ves que ella misma ha nublado tus ojos?
¿Qué ha surcado de arrugas incontables tu cara?
Ahh mi pobre poeta de las sienes nevadas.
Se han nublado mis ojos, pero no los del alma;
Y los años amables que arrugaron mi cara
Me enseñaron en cambio la virtud de la calma
Y la paz se amalgama con los hilos de plata.
Septiembre de 1973
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