Desde las profundidades
sumergida en las cenizas
canta en las noches la niña
soñando un día volar
su solo desentonado
de nana nunca aprendida
gris sudor de despedida
que aún no deja de llorar
Entre sus manitas sucias
dormita una rosa mustia
pareciera que empeñosa
la quisiera acompañar
intuyendo superficies
pálidas y temblorosas
pretensión de ser hermosas
aunque las crispe el pesar
Niña de los ojos grandes
Niña de la piel tan fría
Niña que sueñas los sueños
que te rescatan del mar
Ve y dile a la luna impìa
que tu cantar trepará
hasta el nacer de ese día
en que ya no llores más
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