Amanece nuevamente
sobre aquel blanco desierto
que supo en los viejos tiempos
de humedades y gramilla
Amanece nuevamente
y se sacude sedienta
aquella pluma traviesa
que recorrió mil caminos
que nunca pensó en olvido
más su dueña regañona
la dejó en una poltrona
acomodada y prolija
Tan lejos de aquella tinta
que humedecía su boca
la pluma se volvió loca ,
imaginó garabatos
¡Llegó a tomarse mi vino
creyéndolo tinta china.!
Y hasta escribió sobre un plato
con guisantes por comilla
Amanece nuevamente
y el desierto se aparece
como fértil campo y crece
tan ávido de semillas
que si quisiera ignorarlo
no es posible pues su grito
más que lamento es delirio
llamándolas a su cita
Amanece, sí, amanece
Un nuevo sol se despierta
Le dejo mi puerta abierta
y con sus rayos me agita
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