Morir, es salir del cuerpo
con el permiso de Dios, en agonía,
dejar la historia de la vida
en la ovalada Tierra, en la tristeza
y dar el salto mortal en sintonía
hacia esferas lejanas, siderales.
Morir, es abrir la niebla de otra vida
en misterios, letargos, sus caudales
de la alquimia infinita de los sueños.
Morir, es cerrar la historia
de un pasado de esfumino en los vitrales
y esconder el cuerpo
en una caja de madera entre las velas,
los ojos, el perfil, la cabellera
también el esqueleto
y la historia de todo lo que fuera.
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