Fuiste en el tiempo capitel sagrado
y de mil formas lúcido andamiaje,
llevaste las sentencias como traje…
a así, luego inmortal, adelantado.
Por Dios y la palabra amortajado
ya subiste al edén de tu lenguaje
y todos te rendimos homenaje,
hoy poeta sublime y adorado.
Sea entonces tu lenguaje y tu palabra
la sonaja de inmensas muchedumbres.
Sea tu verso y tu voz ya desatada
como la llave que las puertas abra
en almas, en los mares y en las cumbres…
y en la cima también amurallada.
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