Estoy feliz por ser el dueño
de náyades, de trinos y de olas,
del propio resurgir de un viejo sueño
y de mis horas que se alumbran solas.
Vivir feliz, si hoy... tal vez despierto
con una sed de amar tan infinita
como arenas que cubran el desierto
o pétalos de rotas margaritas.
Feliz seré tambien de estar soñando
con los ojos abiertos hacia el cielo
al tiempo que me pierdo caminando
en los campos de todos tus desvelos.
Sí, ser feliz tal vez en la lisura
por donde corre el tormentoso río,
cantando luego así a tu hermosura
en un fogoso y ágil desvarío.
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