No soy capaz de subir a ciegas
por una escalera humana.
No puedo negarme,
enmudecer la voz
para creerme en la cima.
Prefiero observar la cumbre
desde abajo y reconocerme,
a llegar a un mundo
donde aquella que fui
sea una extraña.
Las voces retumban,
-ritual sin idiosincrasia –
repican los sones,
una canción sin encanto
ha rayado el disco.
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