Despiadada brisa de media tarde
me susurra tu nombre en el oído,
me sumerge en el valle del cobarde,
despoja la razón de mi sentido.
Te retengo en imagen púrpura,
evanescente vuela en mi delirio
en mis ojos lágrima que supura,
me dejaste una vida de martirio.
Clamo al ser supremo por tu presencia
e inexorable retorna en leve eco,
aun agotada me armo de paciencia
buscando inútilmente en este hueco.
30-05-04
|