Fue la gota gélida el comienzo,
la mano del Dios de las mil formas.
Elemento esencial, constitutivo,
transparencia prístina
Nebulosa lagrimal.
Su llanto vaporoso
exprime el elixir para la simiente:
sed de la existencia.
El agua posa con ternura
sus labios en el orbe,
besa la cortina espumosa
el espejo de Narciso
-reflejando su belleza-.
Fluye por la senda abrupta,
siendo melodía hasta llegar
a la gran masa de Neptuno.
Otra vez vuelve en su vapor,
ciclo continuo... latente.
Fuente donde fluye la vida .
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