Yo sabré pisar sobre roca,
con pie de raso y lino,
beber del agua cristalina,
que fluye, para dar vida,
y su líquido no escatima.
Discurre mi vida cada dia,
cauce de rio sin afluente,
poderoso con su fuerza,
sus meandros, su corriente.
Y como barca a la deriva,
en agua limpia y tranquila,
donde podré resguardarme,
de tanto dolor y desidia.
Aparecerá nuevo temporal,
camino de piedra y nieblina,
mas habrá siempre un arbol,
donde guarecerme del clima.
Y cuando de partida me vea,
en el ocaso de mi vida,
me aferraré a mis raices,
si algo de mi aún germina.
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