Habia surcado con ahinco,
todos los nuevos espacios,
mas ese dia inesperado,
tuvo que volar despacio.
Pobre paloma solitaria,
resentida de cansancio,
lleva en su pico olivo,
del arbol milenario,
oteando desde su cielo,
el camino angosto y árido.
Hoy a ras de suelo, va,
con vuelo bajo y medranto,
no reconocia sus tejados,
aquel que le habia cobijado.
En su vuelo por otros lares,
todo habia cambiado,
no quedan princesas alegres,
por las alcobas de palacio.
Ahora la nueva paloma,
mide su tiempo largo,
es lo único que le queda,
por eso quiere vivirlo,
y aprender a dosificarlo.
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