A veces quiero reir,
y no encuentro mi alegría
que me haga sonreir
y disfrutar de la vida.
Hoy no quiero llorar,
y las lágriams se escapan
buscando su salida
porque ya no son mias.
Solo le presto los ojos,
para dejarlas fluir,
y notar su sabor a sal,
cuando mi mente te busca,
para no olvidar ese día.
Que ellas hablen por mi,
si quedo enmudecida,
cuando quiero gritar,
que no hubo despedida.
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