Un multicolor reflejo se asomo por la rendija
de una celda haciendo posible el milagro de
una sonrisa en un alma pérdida por la soledad
de días y días sin saber su destino o el futuro
que un día debió ser suyo.
Un reflejo sencillo que conmovió al prisionero
de voluntad, al reo de palabras que ya no salían
de su voz, aquel que recordaba su libertad
absoluta cuando podía gritar su voluntad.
Un sencillo favor del universo le devolvió la
callada quietud de su último suspiro para yacer
unido al cielo como cuando era niño, como
cuando podía correr y decir gracias vida por
hacerme libre.
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