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Daniel Adrián Madeiro


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EL MENSAJE (Un ensayo para la Verdad y la Justicia)


“ EL MENSAJE ”


Autor: Daniel Adrián Madeiro





Para todas las personas que desean trabajar por la Verdad,
la Justicia y la Paz en nuestra casa, la Tierra.


* * * * *


Todos los derechos reservados
Copyright © Daniel Adrián Madeiro.

Hecho el depósito que marca la ley.


LEALO, LE INTERESARÁ: El autor da su consentimiento a toda persona física o jurídica que lo desee, para: publicar, difundir, copiar, citar total o parcialmente, imprimir o traducir a cualquier idioma los textos incluidos en este escrito titulado “EL MENSAJE”, por cualquier medio, siempre que lo haga sin fines de lucro, motivado por el objetivo de ayuda al prójimo. En todos los casos deberá respetar fielmente el texto, citar al autor e incluir: A) Esta cláusula para que otros puedan tomar conocimiento de este permiso y B) Transcribir el texto completo titulado “Jamás la vendas ni la compres”.
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, o cualquier otro método de difusión, cuando su objeto, directo o indirecto, sea fines de lucro de cualquier tipo. El autor no autoriza su publicación para la venta.

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Dedicado a: mi DIOS, mi Esposa, mis Hijos y mis Padres.


Usted puede escribirle al autor a:

Madeiro@Tutopia.Com
Demos_Amor_al_Mundo@Yahoo.Com.Ar




“ EL MENSAJE ”
Autor: Daniel Adrián Madeiro

· JAMÁS LA VENDAS NI LA COMPRES
· ALGUIEN COMO TÚ: EL AUTOR
· EL CAMINO ANDADO
· PARÁBOLA DE LA ISLA DIMINUTA
· COMPRENSIÓN FORZADA
· SI NO CREES EN DIOS, DEMUESTRA QUE CREES EN TI
· SI CREES EN DIOS, TRABAJA PARA ÉL
· MILLONES ASEDIADOS
· SOBRE LA FELICIDAD
· PARÁBOLA DEL AGRICULTOR
· HAY QUE DECIRLE BASTA A LA GUERRA
· YO TE INVITO
· YO HARÉ, TÚ HARÁS, NOSOTROS HAREMOS
· HAY MUCHA CONFUSION EN EL MUNDO. QUE NO TE CONFUNDAN
· ¿BIENESTAR O ARMAMENTOS?
· NO SUEÑES, PIENSA
· REFLEXIÓN SOBRE UNA CASA
· MENSAJE A QUIEN CORRESPONDA
· TODO CAMBIO SE ENFRENTARÁ A RESISTENCIA
· SINÓNIMO TIERRA HOGAR
· QUERIDAS NIÑAS Y NIÑOS
· EXPUESTOS Y ESPERANDO
· UNAS PALABRAS MÁS
· HIPARCO
· EL MILAGRO SE LLAMA: “TOMAR CONCIENCIA Y TRABAJAR POR UN MUNDO PARA TODOS”

“EL MENSAJE”. Autor: Daniel Adrián Madeiro *** Este material puede ser copiado, impreso, difundido etc. sin cargo, libremente. El autor no autoriza su uso comercial. --- Copyright © Daniel Adrián Madeiro. Todos los derechos reservados. Pág.02



“ EL MENSAJE ”



JAMÁS LA VENDAS NI LA COMPRES.

Deseo que comencemos a pensar y a trabajar en la construcción pacífica de un planeta Tierra (nuestra única casa) para todos, donde prospere el interés por la Verdad y por la Justicia. Esa es mi utopía. Para ello nació este escrito. Es lo que deseo, realmente, desde lo más hondo de mi corazón y de mi razón. Por eso, todos tienen derecho a leer esta obra titulada “El Mensaje”, sin pagar nada por ella. Es gratis. Todos tienen derecho a publicarla y a entregársela a otros pero sin cobrar nada por ello, en forma totalmente gratuita. El Amor a la Verdad y a la Justicia es el único precio de esta obra, para siempre, en cualquier lugar de la Tierra donde la encuentres. Nunca la vendas. Y si alguien, alguna vez desea vendértela, entonces: Nunca la compres.



ALGUIEN COMO TÚ: EL AUTOR

Yo, el autor de este relato, me llamo Daniel Adrián Madeiro.
No soy ni me siento un ser especial. Nunca te permitas considerarme un ser especial.
No soy un mesías, no soy un elegido, no soy un salvador.
No busco ser tu líder.
Deseo profundamente que Tú seas tu propio líder.
Quiero que escuches todas las opiniones pero que seas la persona que realmente decide. Que no actúes por impulso. Que medites tu acción.
Sólo soy un hombre común que desea exponer lo que piensa.
Mi nacimiento fue el simple resultado de una ley de la vida: Que hombres y mujeres se enamoran, se casan y tienen hijos, en procura de hacer más feliz su existencia.
Por ese medio DIOS hizo que naciera el seis de junio del año mil novecientos cincuenta y siete.
Crecí y estudié, viviendo una infancia y juventud por las que estoy agradecido.
Leí cuanto pude y observé la vida, deseando aprender lo suficiente como para ser un poco mejor cada día.
Pasado ya mucho tiempo, y habiendo visto el estado general del mundo; con cuarenta y algo de años; convencido que es hora de hacer lo que desde siempre supe que debía; comprendiendo que DIOS es ineludible; desde entonces yo, Madeiro, decidí exponer este mensaje.



EL CAMINO ANDADO

Seguramente, los cuestionamientos sobre la verdad y la vida forman parte de tu existencia, tanto como de la mía. En nuestra tarea de meditar las cosas nos enfrentamos a dudas y obtenemos respuesta para unas y olvido para otras.


“EL MENSAJE”. Autor: Daniel Adrián Madeiro *** Este material puede ser copiado, impreso, difundido etc. sin cargo, libremente. El autor no autoriza su uso comercial. --- Copyright © Daniel Adrián Madeiro. Todos los derechos reservados. Pág.03


Tomé por costumbre destejer el devenir, escrutar lo afirmado hasta hoy.
Perdí el miedo a descubrir una falsedad en lo sostenido por siglos y encontré que siendo sincero con uno mismo se comprende mejor el mundo.
Desde nuestros orígenes, los hombres dimos rienda suelta al temor de enfrentar conocimientos nuevos, al aplazamiento de los pensadores, a la dilación de la superación personal.
Aferrados a una actitud indulgente, llegamos hasta el momento actual con una carga de problemas sin resolver, agravados por la escasez del tiempo disponible.
Una lectura parcial de la historia imputa como únicos culpables a los poderes e ideas religiosas que predominaron en las distintas épocas; a las políticas gubernamentales; a las culturas militaristas; al creciente interés mercantilista desarrollado desde tiempos antiguos.
Esto es sólo una parte de la verdad y, más aún, un velo que disfraza a los verdaderos responsables de nuestra demora: NOSOTROS, y a sus fuerzas motoras: el MIEDO y la NEGLIGENCIA.
Tomamos por costumbre simplificar el análisis de nuestro pasado culpando a los que nos precedieron.
Resolvemos nuestra situación frente al porvenir poniendo en manos de las nuevas generaciones el compromiso con el futuro.
Hallados los culpables de ayer y los responsables del mañana, inspeccionamos desde el televisor o el diario, reclinados en nuestro sillón, cómo se suceden los hechos.
Siempre se tuvo la oportunidad de hacer algo que nos permita crecer, afirmarnos en nuestra calidad de racionales, convertirnos en una pieza importante de este mundo y tener acceso a una mediana igualdad.
Una marcada falta de interés por ascender a lo más alto de nuestro espíritu postergó el nacimiento de una humanidad más sabia y comprometida con el bien común.
Todos nosotros tenemos que ver con lo que hoy pasa en la Tierra. Si, es verdad: unos más y otros menos. Pienso que queda muy escaso tiempo como para permitirnos un debate. En él se nos pueden ir los últimos minutos, la oportunidad final. Hoy, todos tendremos que hacer mucho más que mirar y hablar de lo que pasa.



PARÁBOLA DE LA ISLA DIMINUTA

En una isla diminuta hasta el extremo, rodeada por un océano interminable que la separaba de otras quizá habitadas, existieron varias razas de hormigas -rojas, negras y demás-, de tamaño realmente insignificante.
En sus comienzos, la escasa cantidad de estos insectos permitió una vida placentera para todas. Las unas poblaron los márgenes de un río, las otras las cercanías de un lago.
Con el paso del tiempo crecieron y se multiplicaron en tal forma, que grandes grupos, de distintos bandos, se vieron obligados a emigrar en busca de nuevos asentamientos.
Así comenzaron las primeras batallas.
Carentes de la capacidad de razonar adecuadamente y llegar a un acuerdo (al menos eso es lo que desprendo de los hechos) disputaron a muerte la propiedad de la tierra y sus riquezas. Las más fuertes ganaron la posición mientras que las más débiles huyeron a terrenos inhóspitos.
No tardaron mucho en reiterarse los enfrentamientos pues las comunidades volvían a crecer.


“EL MENSAJE”. Autor: Daniel Adrián Madeiro *** Este material puede ser copiado, impreso, difundido etc. sin cargo, libremente. El autor no autoriza su uso comercial. --- Copyright © Daniel Adrián Madeiro. Todos los derechos reservados. Pág.04



A todo esto se sumó la prepotencia de grupos intrínsecamente belicistas que arremetían contra pacíficos pobladores de otras zonas.
Hubo muchas guerras y muchas muertes; pero llegó a aceptarse como una parte de la vida.
Crecieron así, en la isla, millones y millones de hormigas de todo tipo, sin otra preocupación que cuidarse de sus enemigos y recolectar para sí la mayor cantidad posible de alimentos.
Pero las cosas no acabaron allí. También en el tema de la alimentación creció diariamente la cuota de insensatez.
En las comunidades que llevaban una vida signada por los enfrentamientos la preocupación por la comida las llevó a almacenar toneladas de vegetación, previniendo largos sitios.
Todos los lugares cercanos quedaron transformados en desiertos y los almacenes subterráneos no fueron otra cosa que simples pudrideros.
En tanto, las hormigas que vivían en regiones pacíficas también fueron atacadas por el estado de cosas en aquellas regiones y asoladas por hordas hambrientas que sembraban la devastación.
Paulatinamente, el caos creció en toda la isla con guerras totales y arrasamiento voraz.
Pocas sobrevivieron al holocausto; tan sólo para terminar devorándose unas a otras, pues era tarde para cualquier intento de solución.
Hoy aquella isla diminuta, es un páramo rodeado por un océano interminable, aislado de otros lugares en los que espero que no haya acontecido lo mismo.

HORMIGAS: los hombres. ISLA: la Tierra. OCEANO: el Cosmos. VEGETACION: los recursos naturales.



COMPRENSIÓN FORZADA

Era un pueblo con una particularidad: todos eran “tuertos”.
No se trataba de una cuestión natural. Era una costumbre. Alguna vez, alguien comenzó a cerrar un ojo y le gustó, después se sumó otro y otro más, hasta que todos siguieron haciéndolo así por siempre.
Ya veían su hábito como algo “natural”.
Un día uno de sus pobladores, convencido de que no se estaban viendo las cosas tal cual eran, levantó por primera vez el párpado de su ojo “tuerto”.
Tenía razón. Vio con sus dos ojos y conoció las ventajas de ver algo más del mundo que lo rodeaba.
Cargado de felicidad, salió a la plaza y le dijo a sus vecinos: “¡Señores, mírenme!. Veo por ambos ojos. Mi visión es más amplia que la que tuve hasta ahora. Puedo defenderme con mayor facilidad de los peligros visibles que me rodean. Con los dos ojos a nuestro servicio, ya no uno solo, nuestra capacidad visual se duplica”.
Cada habitante fijó su ojo sobre él.
Se miraron los unos a los otros.
Su mono visión no les impidió ponerse de acuerdo y gritaron: “¡Este hombre está enfermo!”.
Comprendían la verdad de sus palabras pero el miedo paraliza a las personas y termina por retrasar los cambios necesarios y, lo que es peor, los encuentros con la razón.
Enrojecidos pero con la cabeza erguida, todos se retiraron de la plaza.


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Triste, rechazado, el hombre comprendió: Si no te cuidas, los que tienen por costumbre ver con un solo ojo, te harán llorar por los dos.
Pero no se dio por vencido. Agradecido por su nueva visión de las cosas y consciente de su responsabilidad, se dijo: “¡Fuerza!. Tal vez es hora de empezar a llorar”.



SI NO CREES EN DIOS, DEMUESTRA QUE CREES EN TI

Yo no veo que la Justicia sea moneda corriente en el mundo.
El valor de la Verdad fue puesto en duda desde que se dijo: ¿Qué es la verdad?.
La falta de actos de Amor, en sus muchas formas, causan cada día mayor incomprensión, soledad y destrucción.
Desde niño, observando esta situación, siento una profunda tristeza. Desde ese tiempo, pienso que tenemos que cambiarlo. Y estoy convencido que podemos.
Te puede parecer pura palabrería romántica de soñador.
Respeto tu opinión, pero: Hay gente corrupta, estafadora, etcétera, que arruina el bienestar común, porque si la Justicia falta o se malogra, jamás recibe castigo. Hay gente que logra engañar a otros con propagandas, discursos o promesas, porque no nos preocupamos en profundizar qué es Verdad y qué no lo es. Hay gente que, apoyada en la falta de Amor, finge que te ama para sacarte todo lo que pueda.
Si te amas ¿Por qué te ofreces como víctima de la injusticia, la mentira o el desamor?.
Si amas a alguien ¿Por qué lo dejas indefenso?.
Si estás viva o vivo y sabes que la vida es corta ¿Por qué eliges vivir en constante peligro de extinción o de ruina?
¿Te gusta cómo están las cosas por aquí?. ¿Crees que podrás ir a otro planeta si esto empeora?.
Si tienes cónyuge, hijos, nietos, padres, amigos del alma, o quien fuera que ames: ¿No te importan?. O me dirás que tú: Estás esperando un milagro.
No podrás salvarte solo. Toda ambición egoísta provoca muerte. Millones de personas están sujetas a este error.
La Tierra será buena sin: hambre, miseria, injusticia, mentira, opresión, guerra, discriminación, enfermedad. Este es un trabajo por hacer.
Muchas vidas se perdieron en la ilusión de creer que se podía solos.
Debes comprenderlo definitivamente: Los que destruyen la Tierra trabajan unidos.
Nosotros debemos aprender a trabajar juntos para el bien común.
¿Estás esperando que llegue alguien con carisma para que te dé las instrucciones?. ¿Y si te engaña?.
Hay mucho para pensar, para hacer, para cambiar, para transformar definitivamente.
Todos podemos tener buenas ideas y podemos aportar.
Tenemos que estar unidos. Sin predominio de unos sobre otros.
No hacen falta líderes. Hace falta trabajar en común, aportando cada uno lo suyo.
No hay uno que pueda saberlo todo.


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Todos debemos aprender a trabajar juntos como si fuéramos uno.
Yo sé que se puede. Muchos no dudarán en demostrar que pueden.
En donde estés, tengo la esperanza de que estarás trabajando por el bien definitivo de la Tierra.
Lo repito: En donde estés, tengo la esperanza de que estarás trabajando por el bien definitivo de la Tierra.
Si entendiste mis palabras y la importancia de tu compromiso, lo juro: Yo creo en Ti.



SI CREES EN DIOS, TRABAJA PARA ÉL

DIOS se agotó de tanta falta de Amor a la Verdad y a la Justicia.
¿Tú también estás cansado?, Que DIOS vea tu cansancio.
DIOS está al lado de aquellos que asumen su responsabilidad frente al futuro de la Tierra.
No podrás salvarte solo. Toda ambición egoísta provoca muerte. Millones de personas están sujetas a este error.
La Tierra será buena sin: hambre, miseria, injusticia, mentira, opresión, guerra, discriminación, enfermedad. Este es un trabajo por hacer.
Muchas vidas se perdieron en la ilusión de creer que se podía solos.
Debes comprenderlo definitivamente: Los que destruyen la Tierra trabajan unidos.
Nosotros debemos aprender a trabajar juntos para el bien común.
DIOS quiere que nos unamos. Si lo hacemos, ÉL hará crecer la Verdad y la Justicia en todo el planeta.
Tus ojos verán la caída de los destructores.
DIOS puede contra todo mal si nosotros trabajamos para todo bien.
Lo repito: DIOS puede contra todo mal si nosotros trabajamos para todo bien.
Un mismo suelo se dispuso para sostener a todos los hombres. ¿Por qué no sostendrás tú a un hermano que siente o piensa distinto?. ¿Por qué te enojas y pones tan mala cara porque tu hermano piensa diferente?. Si aprendes a acercarte, serás aceptado. De otra manera sólo el mal dará su fruto.
DIOS quiere que nos unamos. Hay que transformar la Tierra.
Tienes que elegir ahora desde que lado verás la transformación.
A ti, que preguntas: “¿cuándo vienes a ayudarnos?”; DIOS te contesta: “No haré nada hasta que aprendas a tomar en tus manos lo que creías que sólo era trabajo mío”.



MILLONES ASEDIADOS

Por las mañanas, de lunes a viernes, mi despertador suena a las siete y media.
Mi esposa ya está levantada y terminando de preparar a mis dos hijos menores para ir a la escuela.
Yo me cambio y estoy con ellos unos minutos hasta que se marchan.
Al rato vuelve mi esposa, desayunamos y salgo a tomar el colectivo hacia mi trabajo.
Regreso a casa pasadas las siete de la tarde.


“EL MENSAJE”. Autor: Daniel Adrián Madeiro *** Este material puede ser copiado, impreso, difundido etc. sin cargo, libremente. El autor no autoriza su uso comercial. --- Copyright © Daniel Adrián Madeiro. Todos los derechos reservados. Pág.07



Un amigo mío tiene menos suerte. Él entra a su trabajo a las siete para salir doce horas después. En las mañanas, mientras desayuna, sus hijos todavía duermen.
Hace muchos años, yo vivía con mis padres en Longchamps, un pueblo distante aproximadamente 20 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. En aquel tiempo el tren no era eléctrico y era lento. A las seis de la mañana, en la estación yo abordaba alguno de los vagones que llegaban repletos de obreros y empleados. Muchos de los que allí estaban vivían aun más lejos. Esto representaba hasta una hora más de viaje.
Seguramente, mi relato te resulta familiar. Tú mismo debes salir todos los días a una hora determinada hacia el trabajo para regresar con la puesta de sol.
Si tu labor se desarrolla en alguna ciudad capital y tienes la “suerte” de contar con algunos minutos para salir al mediodía, ves a cientos y cientos de personas atestando las casas de comidas, o sentados en las plazas consumiendo su vianda. Quizá nos hemos visto alguna vez.
“Imagínate que todos compartiéramos el mundo”, escribió John Lennon en su canción Imagine. Tú ¿Estás en la lista de los que imaginan y desean eso?. Si es así, entonces estoy seguro que “pueden decir que soy un soñador, pero NO SOY EL ÚNICO”.
Yo, al regresar a casa, tomo algo mientras converso con mi mujer y mis hijos. Un par de horas después estamos cenando. Antes de eso, suelo hacerme un espacio para escribir. No siempre puedo, no siempre tengo ánimo o inspiración; con frecuencia, el agotamiento de un día de trabajo no me permite hacer demasiado.
Pero siempre, desde que me levanto por las mañanas hasta que me acuesto en las noches, pienso en lo necesario que es trabajar por un mundo mejor; para mis hijos, para mi mujer, para mí y también para ti. Porque si TÚ no estás incluído en mi proyecto de bienestar, ahora que comprendemos mejor la interrelación entre todos los organismos de la Tierra, que sabemos que globalización es un sinónimo de “estamos todos en el mismo barco”, si TÚ no estás incluído en mi proyecto de bienestar, sólo estoy respondiendo a un interés egoísta. Y ¿No es eso lo que solemos criticarle a tantos que andan por allí abandonando a su suerte a los pobres, desatendiendo las miserias humanas que podrían ayudar a reparar?; ¿No despierta nuestra repugnancia el desenfrenado interés egoísta de algunos por acumular cada día más y más?.
Confío en que Tú también, cuando piensas en la construcción de un mundo mejor, no dejas de sumar al lado de tus seres amados a aquellos a quienes no conoces.
Pero lo cierto es que nuestros trabajos, nuestros diarios quehaceres, nos obligan a dedicar cada día más horas a ellos y menos a nosotros y nuestros proyectos.
“Hombres y mujeres rehuyen las dificultades ajenas a sus trabajos e, inmersos en los requerimientos concretos del quehacer cotidiano, rehúsan reflexionar sobre el sentido de sus vidas y su vocación fundamental” (El silencio de DIOS, José Manuel Saravia, Emecé Editores, Pág.129).
Necesitamos un mundo mejor, debemos ocuparnos en la creación de un mundo mejor. Pero, tras doce horas de trabajo, ¿Qué fuerza tendrá mi amigo para sumarse a ese proyecto?; ¿Cómo hará para hacer lo que quisiera si además siempre hay labores pendientes en la casa?; ¿Quién forma para un mundo mejor a los niños cuyos ambos padres tienen que salir a ganarse el pan?; ¿Qué liberación femenina disfruta la mujer que se ve obligada a ejercer labores fuera de su casa cuando desearía estar con sus pequeños?; ¿Qué ideales anidan los niños que tienen que trabajar?.
Necesitamos hacer un mundo mejor pero nos agobian cada día con más horas de trabajo, con menos tiempo familiar, con una creciente escasez de comunicación.


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No estoy exaltando a alguna ideología.
Simplemente, estoy preguntando ¿Hacia dónde vamos casi seis mil millones de habitantes del planeta?. ¿Cuándo comenzamos a hacer el mundo que queremos?.
Es tiempo de rever todas las actitudes egoístas y fomentar la diaria ejecución del altruismo, de la solidaridad, de la justicia y de la vocación por la verdad.
Debiera haber no sólo trabajadores interesados en esto. También deberían sumarse sus empleadores. Los dirigidos y los dirigentes, los estudiantes y los maestros, los que gozan del arte y los artistas, los que reciben el beneficio de la ciencia y los científicos, los gobernados y los gobernantes. Todos deben comprender la necesidad de terminar con un materialismo que sólo logrará la extinción del concepto de familia, de amistad, de prójimo, de humano.
En el escaso tiempo que nos queda, todavía es posible que juntos, con resolución y constancia, podamos alcanzar un mundo para todos.
“Podrán decir que soy un soñador”... Por favor, demuéstrame que no soy el único.



SOBRE LA FELICIDAD

A través de la pantalla del televisor vi a una madre anunciándole a su hija que había sido seleccionada para formar parte de un grupo de cantantes. Ambas lloraban de felicidad. La madre porque estaba orgullosa de su hija y de ser la encargada de darle la novedad. La hija porque no sabía aun el resultado y no lo esperaba dicho por su propia madre.
Como yo, muchos se enternecieron con esas escenas y con otras similares que reflejaban la experiencia vivida por los elegidos.
Suele sucedernos que nos ponemos felices cuando observamos cualquier situación donde se aprecia el amor familiar, conyugal, de amistad, o un emotivo festejo tras el triunfo en una competencia, etcétera.
Nos emociona ver a los padres despidiendo a sus hijos que van solos por primera vez de vacaciones. O la pareja recién casada que es agasajada por sus seres queridos.
En definitiva, solemos acompañar con nuestra propia felicidad la de aquellos que, a veces por los medios o frente a nuestro camino, nos muestran la suya.
Hay un sólo motivo para que esto pase: DESEAMOS Y AMAMOS, PROFUNDAMENTE, LA FELICIDAD. Y no tan sólo la nuestra.
Todos amamos y deseamos cosas similares.
Nos gusta ver seres humanos felices porque sabemos lo hermoso que es la felicidad.
Por nuestra propia experiencia, somos conscientes del gran esfuerzo que representan muchos logros ajenos. Sabemos valorar cuanto tesón e ilusiones se ponen en la vida para tener: un estudio, un trabajo, un hogar, una pareja, una distinción o una mera valoración positiva hacia nosotros.
¿Qué pasa entonces que no siempre trabajamos para la felicidad?.
Todos tenemos deberes y derechos, pero si cumplimos con nuestros deberes ¿Por qué en ocasiones vulneran nuestros derechos?. ¿Por qué lo permitimos?.
¿Es nuestra única salida quedarnos esperando que alguien decida no frustrarnos más?.


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Saldríamos enloquecidos a enfrentar a quien molestara cruelmente a nuestro ser querido. Te pregunto ¿Qué crees que pasa cuando vulneran tu derecho?. ¿Crees que no vendrán más tarde a vulnerar el de tu ser amado?. ¿Piensas que lo que empieza en ti también terminará en ti?.
Es cierto que amamos la felicidad. Pero para tenerla realmente, no debemos permitir que la manipulen a su antojo. No sólo tu felicidad, también la del desconocido aquel. Porque tarde o temprano, el abusador vendrá a derribar tu puerta.
Sin respeto y aprecio por la felicidad de unos y otros es imposible la felicidad.
Sin unión de los unos con los otros es imposible alcanzar y trabajar para la felicidad verdadera.



PARÁBOLA DEL AGRICULTOR

Aquel anciano se presentó ante mí y me dijo: “Soy un agricultor y quiero que recuerdes mis palabras. Si aprendes de mi arte, todo cambiará para siempre.
Primero: no debemos depender de la suerte para acceder al buen fruto de la tierra.
Segundo: está en nuestras manos cuidar el suelo y ayudarlo a desarrollar lo bueno que sembramos.
Tercero: no te descuides. Toda maleza matará tu semilla, toda plaga la devorará.
Cuarto: no hay fruto donde hay maleza; no hay crecimiento donde hay plaga. No te equivoques, en un campo sembrado con buena semilla, no tendrás contemplación frente a la maleza y la plaga.
Quinto: Ninguna semilla crece sin cuidado permanente. Dale el sol, el aire y el agua justos. Cuida siempre tu cultivo.
Sexto: Para un fruto excelente, trabaja todos los días hasta el último.
Séptimo: Cuéntale a todos los hombres que sólo serán felices cuando se transformen en agricultores comprometidos con la buena semilla”.



HAY QUE DECIRLE BASTA A LA GUERRA

¿Por qué vas a la guerra?. ¿Desde cuándo te gusta matar gente?.
¿Te dieron tan buenas razones que desde hoy te alegra exponerte?.
¿Sientes que tu nuevo rol te tornó poderoso?.
¿Acaso prefieres perecer en un combate al que se opone tu conciencia?.
Cuando entreguen tus restos... ¡Papá y mamá no estarán felices de tu entrega!.
¿Acaso alguien puede reemplazar a un hijo o una hija, por una medalla que no crece, ni se casa, ni da nietos?.
Escuché decir que atrás de cada guerra hay intereses económicos. ¿Será verdad?.
¿Qué valor se le da a tu vida en ese caso?.
Son muchos los que van a la guerra.
Son pocos los que son exceptuados de ir.


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Queremos un mundo sin dolor, entonces necesitamos un mundo sin guerra.
Queremos países que convivan en paz, entonces necesitamos países sin guerra.
Queremos que la humanidad resuelva sus conflictos racionalmente, sin incitar al odio y al exterminio; entonces necesitamos tomar la firme resolución de consensuar un verdadero desarme.
Queremos que para siempre la barbarie pase a formar parte del pasado; ha habido millones de muertos por la codicia, por enfrentamientos religiosos, por discriminación racial; entonces debemos aprender a respetar nuestra diversidad, reprimir los instintos sanguinarios y trabajar cada día, cada hora, por un planeta Tierra sin guerras.
En las guerras de siglo XX murieron más de ciento cincuenta millones de seres humanos. Un número enorme. Imagínate 150.000.000 de tumbas. Sí, ¡Horroroso!.
¿Cuántas guerras pudieron ser evitadas?, Y con ello ¿Cuántas muertes?.
Hagamos el mejor de los esfuerzos para evitar todas las formas de la guerra.
Sé, sabemos, que no es un objetivo sencillo. Por eso, debemos convocarnos unánimemente para comenzar a dar los primeros pasos firmes hacia la paz en el planeta.



YO TE INVITO

Cuando pienso en cementerios militares,
en los millones de muertos por la guerra,
en las víctimas civiles indefensas,
en sus cuerpos bajo el polvo de la tierra;
en la pobreza y la ruina que provoca
tanta violencia mortal sobre el planeta,
tanto odio incontenible, tanta saña,
tantas guerrillas, atentados y revueltas,
y veo que las fábricas de armas
no se trocaron en hospitales o escuelas,
que aun quedan miles de ojivas nucleares,
ángel de muerte, sobre todas las cabezas;
y siguen los ensayos belicistas
y enfrentamientos en los puestos de frontera;
me pregunto hasta cuándo sigue esto,
y aunque parezca una pregunta sin respuesta,
pueden pasarnos tan sólo dos cosas
y es preciso atender a la advertencia,
porque: o morimos todos sin remedio
o cambiamos el sentido a la existencia.
Yo te invito a cambiar y a sumarnos,
más de seis mil millones da la cuenta;


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a unirnos por la paz contra la muerte,
planificando un mundo sin violencia,
todos los días, desde todos los lugares,
sin descansar hasta alcanzar la meta;
siempre tenaces, siempre trabajando,
para la Paz de nuestro Hogar, la Tierra.



YO HARÉ, TÚ HARÁS, NOSOTROS HAREMOS

-Yo escribiré este artículo. Tú lo leerás. Ambos estaremos momentáneamente unidos por él, pensando y sintiendo las palabras que lo forman-.
Aceptamos sin dificultad el enunciado anterior como si se tratara del más firme axioma.
Sin embargo, dar esto por cierto es basarnos en espuria futurología.
¿Puedo asegurar que no dejaré inconcluso este escrito?.
¿Puedes afirmar que lo leerás pase lo que pase?.
¿Podemos garantizar que lograremos compartirlo?.
No. No podemos.
¿Por qué?. Porque una profunda incertidumbre ante lo que sucederá en el próximo segundo, es la única certeza que tenemos por delante.
-Así que yo también tendré que morir como Enkidu. ¡La desesperación me inunda el corazón!-. Esas son las palabras de Gilgamés quien, ante la muerte de su amigo, toma conciencia de su propio e irremediable futuro.
Sus palabras reflejan lo que con frecuencia observamos en nuestra experiencia infantil.
Camila, mi hija menor, hace un tiempo atrás, solía despertarse temerosa algunas noches pensando que podía morirse. Como el héroe sumerio, ella también tomó conciencia de su mortalidad.
Quizá este abrumador descubrimiento sobrevino, principalmente, a raíz de la pérdida de una de sus abuelas; sin duda la proximidad afectiva fue el desencadenante de su alarma que se venía gestando desde antes por la visión de escenas en televisión o por la escucha de conversaciones de adultos.
Como sea, para todos, hay un punto en nuestra infancia donde nos percatamos que moriremos y... los adultos que nos tutelan también.
Y la angustia se tornaría inmanejable si no pudiéramos abrigarnos bajo las alas de un ser inmortal y omnipotente al que llamamos DIOS.
Poco a poco, vamos incorporándonos a un juego entre la conciencia de finitud y la esperanza de eternidad.
Las más de las veces, y aun cuando nuestro deseo de objetividad en el asunto sea el más fuerte y sincero, todos queremos que sea verdad que la muerte no existe.
No nos afligen del mismo modo la matanza de gallinas o vacas, el envenenamiento de cucarachas u hormigas, ni las flores marchitas o las hojas secas de los árboles. Todas formas de vida que perecen como nosotros. Para ellas no hay eternidad.
¿Para nosotros, sí?.


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Una de las plegarias que los egipcios anotaron en el Libro de los Muertos dice: “¡Salve, Osiris, padre mío divino!. Lo mismo que tú, cuya vida es imperecedera, mis miembros conocerán la vida eterna. No me pudriré. No seré comido por los gusanos. No pereceré. No seré pasto de la miseria. Viviré, viviré”.
No está de más recordar que citas similares, más lejanas o cercanas a nosotros, se pueden encontrar en todas las religiones, incluso en las actuales.
Somos los únicos seres de este planeta que reniegan de su destino final. Los únicos que no admiten la definitiva desaparición de su rostro en los espejos.
La pérdida de un ser querido cambia todos nuestros planes, toda nuestra visión del futuro, ahora sin él.
Ante ello, iba a decir que “no es fácil aceptar” que nuestros padres, hijos o cónyuges, por ejemplo, ya no existen, ya no son. Pero la expresión “no es fácil aceptar” es inapropiada. Lo que realmente creo es que es imposible dejar de pensar que están vivos de algún modo. El más racional de los seres, debe admitir esto.
Sus voces resuenan en nuestra mente; su ropa, sus muebles, sus fotos, nos ilusionan haciéndonos pensar que regresarán como lo hace un viajero.
No nos resignamos a aceptar que la muerte sea más poderosa que nosotros.
“El sentimiento de la unidad indestructible de la vida es tan fuerte e inconmovible que repugna y niega el hecho de la muerte. En el pensamiento primitivo jamás se considera la muerte como un fenómeno natural que obedece a leyes generales; su acaecimiento no es necesario sino accidental. Depende, siempre, de causas singulares y fortuitas; es obra de hechicería o de magia o de alguna otra influencia personal hostil” (Antropología filosófica - Ernst Cassirer).
Esta ancestral creencia en la invulnerabilidad de la vida es lo que llevó a los hombres primitivos a enterrar a los muertos con sus bienes, a veces con sus familias y esclavos, para que les sirvan en esa “otra vida” a la que iban.
Es el mismo sentimiento que moviliza a personas como el Dr. Raymond Moody a escribir libros como “La vida después de la vida” o al periodista Víctor Sueiro a realizar el ciclo televisivo “Misterios y Milagros”, a partir de su experiencia personal tras haber sido declarado clínicamente muerto.
Y es posible que la vida después de la muerte exista. No es un hecho que yo esté en condiciones de demostrar. De igual modo, también es probable que no la haya. Cualquiera de ambas posibilidades, al menos hasta hoy, no pueden ser probadas de manera irrefutable.
Sí podemos asegurar que la muerte existe. Nada sobre el después.
De todos modos, seguiremos planificando día a día, hora a hora, nuestras acciones. Planearemos las vacaciones venideras, la fecha de nuestro casamiento, la reunión con amigos, el próximo libro por leer.
Nos olvidaremos, naturalmente, que la muerte está delante nuestro, quizá sentada al lado. Que no discrimina entre chicos y grandes, ricos o pobres, sanos o enfermos, negros o blancos, mujeres u hombres, sabios o burros.
Con su actitud imparcial puede que nos esté diciendo que nos dejemos de perder el tiempo en segregaciones, en conflictos, en disputas que ella no hace y que atendamos debidamente a nuestro único propósito: ENALTECER LA VIDA.
Uno de los versos de “La aldea de Kiang”, del poeta Tu Fu, dice: “El sino respetó mi juramento de volver vivo”. También a mí me permitió terminar este escrito. Es mi mayor deseo que te permita a ti leerlo y a ambos sentirnos momentáneamente unidos.


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HAY MUCHA CONFUSION EN EL MUNDO. QUE NO TE CONFUNDAN

Cualquiera sea tu edad, te pido que me acompañes a realizar un ejercicio con la imaginación.
Esto nos compete a grandes y a chicos.
Me permito decirte que será maravilloso si lo lees en familia.

Supón que te invitan a una reunión o charla.
Llegas a un lugar que puede ser grande o pequeño, con mucha gente o con poca. No importa.
Al llegar alguno o algunos de los presentes te reciben con un cálido saludo y una sonrisa.
Observas a los que están allí y ves que sus rostros se fijan en ti y adviertes cierta dulzura en su mirada.
Puedes ver en ellos que están felices de que te encuentres allí.
Quizá haya otros junto a ti que por primera vez visitan el lugar.
En pocos minutos se iniciará alguna forma de disertación. Quizá breve, quizá extensa...
Comienzan a hablar hacia todos los presentes en general, o específicamente a ti y a otros como tú, sobre cosas que te resultan gratificantes, simples de entender, alentadoras hacia el futuro y dignas de ser escuchadas por todos.
También pudiera ser en cambio que hablen de una forma especial, a veces un poco incomprensible, misteriosa, como si se tratara de un secreto, confidencialmente, como si fuera una información clasificada para pocos.
Puede que los integrantes habituales de la reunión intervengan en la exposición con alguna pregunta o con alguna respuesta.
Si alguien del lugar se encuentra a tu lado, es probable que cada tanto te aclare, con dos o tres palabras, algo de lo que se está exponiendo si advierte o considera que puedes tener alguna duda. O tal vez tan sólo te hable movido por el entusiasmo del discurso y de tu presencia.
Es importante que te des cuenta que, normalmente, estás en el lugar por tu propia voluntad. Por el fruto de una invitación de un ser querido o conocido, o motivado por un anuncio muy interesante sobre un tema que te atrae, o por la necesidad de escuchar algo que te saque de alguna forma de dolor personal.
Como sea, no estás allí contra tu voluntad.
No es extraño entonces que encuentres atrayente la reunión, la gente y los enunciados expuestos.
Si ello no sucediera, esperarás a que termine o te retirarás pronto, sin más demoras. No te interesó y entonces vuelves a lo tuyo.
Pero si la charla te atrae, si la gente del lugar te resulta particularmente afectuosa, si los enunciados, las propuestas, las ideas que se exponen tienen alguna semejanza con tus actuales puntos de vista, y más aún: si el mensaje escuchado toca tu corazón en un momento muy particular de tu vida (una pérdida, una separación, una enfermedad, un fracaso, etc.), si estás pasando por un momento difícil, entonces es muy posible que vuelvas al lugar, que te vincules con su gente, que sientas que allí encontraste lo que necesitabas.

Seguramente, estarás pensando que sería maravilloso que algo así nos suceda cada vez que necesitamos ayuda, comprensión, guía, amor genuino.
No te diré que sea imposible.


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Hay grupos de personas verdaderamente solidarias hacia otras, sin ningún interés económico ni segundas intenciones ocultas. Pongamos por caso: los bomberos voluntarios; los grupos de autoayuda para drogadictos, suicidas, alcohólicos, enfermos terminales; grupos comunales que organizan comedores para niños o grandes indigentes; e importantes comunidades religiosas que brindan su solidaridad no sólo entre ellos mismos sino también hacia otros ajenos a su fe.
Pero debes tener presente que también hay quienes se aprovechan de nuestra necesidad de amor, compañía, identidad, sólo para su propio interés materialista.
Entonces, en este mundo tan necesitado de amor, donde tenemos que estar tanto tiempo separados de nuestros seres queridos, donde la lucha por la subsistencia nos agota, no podemos darnos el lujo de dejar de pensar en hacer lo mejor para nosotros.
¿Y de qué forma podemos hacer lo mejor para nosotros?. Pensando lo que hacemos, lo que hicimos y lo que vamos a hacer.
En medio de tanta confusión que suele invadirnos, no podemos permitirnos estar confundidos.
Tenemos que aprender a reconocer lo verdadero de lo falso.
Hay señales que delatan a los que pretenden defraudarnos y debemos prestarles toda nuestra atención.
Sus características, habitualmente, no se hacen visibles en los primeros contactos; pero a poco de asistir con cierta frecuencia comenzaremos a entrever algunas de las siguientes particularidades:
· Hay un líder que sustenta una autoridad especial.
· El líder acostumbra tener la última palabra.
· Es visto como alguien que está por encima de los miembros de la organización, sin posibilidad de discrepar con sus criterios.
· Quizá hay una elite de personas en los que se depositan todas las decisiones del grupo.
· Se pregona que el grupo está por sobre el individuo.
· Se procura obtener bienes materiales de los miembros del grupo.
· Se determina qué es una buena compañía y qué una mala, llegando al extremo de pensar que cualquiera que no es del grupo es peligroso.
· Se determinan las lecturas, los espectáculos, los gustos y las formas de vestimenta y comportamiento general de los integrantes del grupo.
· Se dictamina que uno de los objetivos principales es buscar nuevos adeptos.
· Se incita a los miembros a considerar su misión como la más importante, al extremo de representar un elemento vital para la salvación del mundo.
· Se tiende a separar. Si hace falta se invitará a dejarlo todo para salvarse dentro del grupo, porque la verdad y la salvación están allí.

Hay más cosas posibles.
Imaginemos que nos dan una publicación que utilizan los integrantes del grupo para el estudio de sus ideas o creencias:
· ¿Están sus párrafos identificados con números o letras que se corresponden con preguntas impresas al pie para que luego de leer, respondamos?.
· ¿Acaso, sin que estén numerados los párrafos, se advierte que tras cada uno de ellos se inserta una pregunta vinculada a la oración precedente?.


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· ¿Suelen estar diagramados los textos y el cuestionario de tal manera que no haya otra posibilidad que una sola respuesta?. Por ejemplo: “Nuestro Líder, con la claridad de sus palabras y constante ejemplo de vida, nos invita a sumarnos a su misión, y nosotros siempre somos conscientes que esa es nuestra obligación”. Preguntas: “¿Qué caracteriza a nuestro líder?; ¿Cuál es nuestra obligación frente a las palabras y el ejemplo de nuestro líder?; ¿De qué debemos ser siempre concientes?”.

Otro elemento a considerar: La organización vende a sus integrantes material bibliográfico (libros, revistas, folletos) a un precio levemente inferior a los del mercado. Sin embargo, dispone de locales propios o cedidos sin cargo (no alquila); tiene subsidios otorgados por el estado o aportes de sus propios miembros para enfrentar gastos de mantenimiento; la mano de obra para la elaboración del material es brindada por algunos adeptos sin cargo, como una contribución voluntaria; la cadena de distribución es gratuita ya que la efectúan los propios seguidores; todo lo que se imprime se vende porque todo lo compran los integrantes que lo revenderán o lo regalarán a personas interesadas que quizá se sumen mañana.
Entonces, hay una ganancia sustancialmente mayor que la que acompaña a una editorial de libros o de revistas que paga alquileres, operarios, mantenimiento, distribuidores, publicidad y no vende todo lo que imprime. ¿Quién rinde cuentas de lo que se hace con lo que puede significar una monumental ganancia?; Si esa ganancia es derivada para ayuda a la comunidad ¿Quién y cómo verifica y da fe de este acto altruista?.

Hay mucha confusión en el mundo. Que no te confundan.
Todos debemos encolumnarnos atrás de la búsqueda de la Verdad no de personas que digan tenerla.
Las ideas están para ser escuchadas o leídas, pero todas deben ser: meditadas, pensadas, razonadas. No podemos dejar librado al azar nuestro destino.
Tenemos todas las neuronas que necesitamos para pensar con seriedad, con responsabilidad, haciéndonos cargo de nuestros pensamientos y resoluciones.
No debemos permitir que se aprovechen de nosotros. Debemos ayudar a que este sea un criterio general.
Por eso, debemos trabajar juntos para favorecer el crecimiento de la Verdad y de la Justicia sobre la base de nuestro abnegado esfuerzo personal y conjunto, respetando la diversidad de ideas, trabajando sobre los acuerdos alcanzados, respetándonos los unos a los otros sinceramente, con actos concretos de entendimiento y de convivencia.
Otro mundo mejor para todos es posible y no depende de unos pocos iluminados o unos genios o un milagro. Un mundo mejor para todos es el fruto del trabajo de todos, interesados siempre en la Verdad y en la Justicia.



¿BIENESTAR O ARMAMENTOS?

En una nota elaborada por el Sr. Enrique Valiente Noailles, para el periódico argentino La Nación, leí las palabras del ex presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz, Sr. Oscar Arias Sánchez, en alusión a los gastos en la industria armamentista.


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Él pregunta: -Cuando llora de hambre un niño en medio de la noche, ¿En vez de leche habremos de darle armas?-.
Luego, se dirige al presidente del Banco Mundial, Sr. James Wolfensohn, presente en el lugar, y lo exhorta a que los organismos de financiamiento internacional vean la posibilidad de analizar cuánto destinan al presupuesto militar aquellos países que piden créditos.
El Sr. Wolfensohn, al subir al estrado, abraza con complacencia la idea expuesta por Arias, y lo invita a presentarla ante los cinco países más poderosos del planeta.
¿Se habrán reunido?. Cuando eso suceda, ¿Tendrá éxito la idea de Arias?. ¿Se reducirá el financiamiento otorgable a los países que tienen enormes gastos en industria armamentista?.
Luego, el necesario desmantelamiento de la producción de armas ¿Es un elemento suficiente para erradicar la pobreza?.
Todos comprendemos que la respuesta es compleja.
Hace algún tiempo leí un sucinto informe de Thalif Deen, Naciones Unidas, de Enero de 2002, para IPS (Inter Press Service). Da cuenta que, según el Banco Mundial, “aproximadamente 1200 millones de personas viven con menos de un dólar por día, y casi 3000 millones viven con menos de dos dólares diarios”.
Esto significa que alrededor de tres cuartas partes de la humanidad vive muy mal, si es que se puede llamar “vivir” a ese cotidiano padecer.
Como indica un estudio de la Organización de las Naciones Unidas: “La pobreza es una razón importante de que los bebés no sean vacunados, de que no haya agua potable ni saneamiento, de la escasez de fármacos y otros tratamientos y de que las madres mueran durante el parto”.
Los problemas de desigualdad, marginación, pobreza, y a raíz de ello de enfermedad, desnutrición, falta de educación, muerte prematura, etc., no son nuevos. Acompañan a la humanidad desde su origen.
Los seres humanos somos mucho más voraces de lo que sospechamos.
Si tenemos presente que, como señalan algunas teorías científicas, los dinosaurios podrían haber desaparecido como consecuencia de la aparición en escena del hombre, tenemos una vaga idea sobre nuestra capacidad de dominio y de destrucción.
De hecho podemos ver que, siendo seres tan débiles y desprotegidos durante los primeros años de vida, llegamos hasta aquí prevaleciendo sobre las demás especies.
El desarrollo del cerebro ha tenido mucho, muchísimo que ver en ello.
Pero la inteligencia ha sido una herramienta ocupada en buscar la forma de prevalecer los unos sobre los otros.
En cambio, la inteligencia debe ser una herramienta para buscar el bien común.
Somos altamente inteligentes. Podemos lograr ser altamente felices.
Oscar Arias Sánchez preguntó: -Cuando llora de hambre un niño en medio de la noche, ¿En vez de leche habremos de darle armas?-.
James Wolfensohn se mostró interesado en encontrar una respuesta.
Todos debemos empezar a buscar respuestas a tantas preguntas dolorosas que asolan este planeta.
Estoy totalmente seguro que hay muchos oídos que comenzarán a escucharnos complacidos.


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NO SUEÑES, PIENSA.

No se trata de querer cambiar todo de golpe. Se trata de tener presente las cosas a cambiar y trabajar metódica y persistentemente sobre ello.
No se trata de soñar un mundo mejor. Se trata de planificarlo y realizar, en forma sistemática, todos los pasos necesarios para crearlo, para hacerlo real.
No es suficiente desear que todos nos unamos. Tenemos que empezar a convertirnos en personas que se acercan unas a otras para trabajar unidas.
Mi empleo de los términos “metódico”, “sistemático”, “persistente”, no es casual. Es imposible, repito imposible, alcanzar un objetivo sin esos elementos.
Resumidamente puedo decir que: Sólo luego de haber determinado un objetivo preciso, fijado una forma ordenada de proceder y trabajado constantemente, se logra lo que se desea alcanzar.
Para hacer una casa se diseña un plano, se construye una base firme, se levantan paredes y techos, se colocan puertas y ventanas. Todo controlando que cada paso se realice de forma correcta para asegurar el resultado final.
Además, en la construcción de una casa, cada cual realiza la tarea que le es propia: Los albañiles levantan paredes, el electricista instala la luz, el plomero el agua, el gasista el gas, el pintor embellece las paredes, etcétera. Si no fuera así el resultado podría ser catastrófico.
Del mismo modo se procede con la transformación del planeta: Cada cual trabajando especialmente en lo que sabe sin perder de vista el objetivo común.
Toda esta planificación, cuidados y trabajos, son aplicables para el objetivo de transformación de la Tierra.
Se deben realizar reuniones periódicas para establecer puntos en común y trabajar sobre ellos.
Las reuniones tienen que ser de dos tipos: Unas formadas por personas con un propósito específico atinente a su ocupación y al tema que mejor dominan. Otras con la unión de grupos diferentes para ver avances y renovar el objetivo común que es transformar la Tierra en un lugar para todos, con Verdad y con Justicia.
Debe procurarse la construcción de grupos donde cada integrante comprenda que todos tenemos que pensar y trabajar y “no hay un líder por sobre el resto”.
Esto último es muy importante: “no hay un líder por sobre el resto”. Esto es una prevención contra cualquier intención de dominio de un grupo de personas para fines egoístas; esto ayuda a evitar la formación de una secta o sea de un conjunto de personas obedeciendo los dichos de alguien considerado por encima del resto.
Siempre habrá quien sobresalga; nunca deberá ser considerado por sobre los demás.
Todos deben ser valorados por igual.
En todo grupo hay diversidad. Esto no debe permitir que aquel o aquellos que sobresalgan por algún talento en especial pretendan transformarse en conductores autorizados.
El que sea más inteligente o capaz que ayude al resto a mejorar sus capacidades.
Que aquel que sea más capaz se maneje con humildad recordando que es tan sólo una persona más en el grupo y en la Tierra.
Que todos estén siempre atentos para no permitir que alguien intente ponerse por encima del resto.


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Todos debemos liderar este cambio, “para siempre”, en nuestro planeta. Todos, absolutamente TODOS.
El autor del presente trabajo también está sujeto a estas premisas.
No hay nadie especial entre nosotros. Todos somos uno.



REFLEXIÓN SOBRE UNA CASA

Se afirmó sobre la parcela
más sólida del terreno,
plantando allí sus pies
de piedra, acero y cemento.
Desde entonces se irguió despacio,
con ladrillos y argamasa
cabalmente tejidos,
hasta alcanzar la altura
que su función prescribe.
Se cubrió de tejas
contra el sol y la lluvia,
y amplió su propio espacio
con puertas y ventanas.
Puedes verla maciza,
inamovible,
fuerte.
Así debiera obrarse
en la hechura de un hombre:
trabajar sobre firme,
de abajo para arriba;
dejaríamos de ser
tolderías temblorosas.



MENSAJE A QUIEN CORRESPONDA

Me imagino a DIOS preguntando:
-¿Cuándo oiré decir que ya no quieren trabajar a favor de la injusticia?.
¿Cuándo se devolverá aquello que fue robado aprovechándose de la miseria o la ignorancia humanas?.
¿Cuándo termina para siempre la asociación de los que causan dolor?.
Es ahora, es inminente-.


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TODO CAMBIO SE ENFRENTARÁ A RESISTENCIA.

En el capítulo 8 del libro “Los dragones del Edén”, de Carl Sagan, puede leerse esta maravillosa reflexión: “Por regla general, las sociedades humanas no son innovadoras, sino más bien jerárquicas y ritualistas. Cualquier sugerencia de cambio se acoge con recelo, ya que implica la incómoda transformación futura del ritual y la jerarquía imperantes (...). Sin embargo, llega un momento en que es preciso que las sociedades cambien”.
Carl Sagan veía dos alternativas respecto del futuro de la humanidad: o cambiamos todo lo necesario o la humanidad dejará de existir como fruto de su inacción.
Cualquier persona que haya tomado conciencia respecto del enorme potencial de destrucción que implica, por ejemplo, el armamento nuclear que hay en la Tierra, sabe perfectamente que todo puede terminar mal. No podemos permitirlo y no debemos permitirlo.
Pero no es lo único malo que pasa.
Ahora estamos más informados sobre los graves daños ecológicos que se produjeron a lo largo de las últimas décadas y que aún continúan: contaminación del agua y del aire, disminución de la capa de ozono, efecto invernadero, tala indiscriminada de árboles, desinterés por aumentar las áreas verdes en el planeta, accidentes nucleares, etcétera.
Muchos gobiernos se desentienden de su obligación de ponerle límites a las empresas que nos destruyen nuestra única casa, la Tierra.
¿Acostumbra Usted permitir que alguien defeque en el medio de su dormitorio?. Seguro que no. Frente a estos temas, tiene que llegar a ser una costumbre diaria impedir esta destrucción.
¿Ha tenido Usted conocimiento o intuye que se instigan revueltas y guerras terribles, por amor al poder, por comercio, para apoderarse de lo que los pueblos tienen y hasta por abominables interpretaciones de supuestas profecías divinas?.
Si algo de esto es así, debemos oponernos.
Estas cosas y muchas más pasan en nuestro planeta. Seguirán pasando si no hacemos algo ahora mismo, de manera rápida pero también organizada, inteligente e “incorruptible”.
Hay muchos intereses en juego. Los cambios son difíciles no sólo porque las mayorías se acostumbran a vivir como las dejan vivir sino porque, además, afectan muchos intereses.
Si hay dirigentes, empresas y personas en general que obtienen poder y ganancias gracias a la continuidad de estos procesos destructivos del planeta: ¿Cómo entenderán que es necesario acabar con ellos en beneficio de la humanidad?.
Yo no apoyo procesos violentos. Lo repito: Yo no apoyo procesos violentos.
Yo no aliento la violencia como camino hacia el cambio.
Decía Gandhi, y lo comparto: “La no-violencia es el primero y el último artículo de mi fe”
Pido a todos que pensemos unidos métodos inteligentes, pacíficos, constantes, incorruptibles, organizados, simultáneos y globales para modificar el actual estado de situación.
Los seres humanos, a lo largo de nuestra evolución, nos sobrepusimos a muchas catástrofes.
Nuestra sed de permanecer, de vivir, no nos dejó caer los brazos. Pero si no hubiéramos utilizado nuestra inteligencia a pleno, nuestro deseo de supervivencia no habría bastado.
Sólo el uso adecuado de nuestra inteligencia nos permitirá sobrevivir a este siglo. Y cuando digo inteligencia no me refiero exclusivamente a una cuestión racional. Hablo de ser inteligentes


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para planificar, organizar y también para fortalecernos en la práctica de valores éticos al servicio de la humanidad.
Cada uno de nosotros, cada mujer y cada hombre, debemos llegar a ser todas las mujeres y hombres del planeta. Ser UNO. Sin duda, no todos serán parte del UNO pero... la unión de miles de millones de habitantes de la Tierra hará posible el cambio.
Recuerda: No hay líderes.
La consigna es: todos unidos cumpliendo cada uno su papel.



SINÓNIMO TIERRA HOGAR

Contaminaron con petróleo
los mares, los océanos
y arrojaron inmundicias a los ríos;
de haber sucedido
en el tanque de agua de nuestra casa
gritaríamos furiosos.
Arrojaron gases invisibles,
ponzoñosos, en el aire,
y dañaron el ozono,
y elevaron el calor global;
de haber sucedido
en nuestras propias habitaciones
reaccionaríamos enérgicamente.
Talaron sin medida,
sin reparo, sin amor,
los árboles, los bosques;
de haber sucedido en nuestro jardín
preguntaríamos: -¿Con qué derecho?-.
Pusieron en peligro de extinción
a decenas de peces, de pájaros,
de animales terrestres;
de haber lastimado a nuestra mascota
conocerían nuestro enojo.
Almacenaron centenares
de explosivos nucleares
por distintos continentes,
poniendo en peligro la tierra;
de haber pretendido minar
nuestra propia casa,
los obligaríamos a erradicar
hasta la última bomba.
Quiera DIOS y quieras Tú que falte poco
para que Tierra y Hogar sean sinónimos,


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y empecemos a gritar furiosos,
reaccionemos enérgicamente,
preguntemos: -¿Con qué derecho?-,
mostremos nuestro enojo,
y los obliguemos a erradicar
hasta la última bomba.



QUERIDAS NIÑAS Y NIÑOS (*)

Aunque, probablemente, por su corta edad no logren entenderlo por completo, compuse este trabajo pensando en Ustedes: las Niñas y los Niños de este planeta Tierra.
Lo que deseo decirles, está dicho en cada enunciado.
Lo que pienso sobre la responsabilidad de los adultos, también.
Nosotros, los mayores, siempre estamos vinculados de alguna forma con Ustedes. No solamente siendo sus padres. También siendo sus: hermanos, abuelos, tíos, primos, vecinos, maestros, científicos, artistas, militares, gobernantes, y muchos roles más.
En cualquier lugar que ocupemos, lo que hagamos y lo que dejemos de hacer, influirá en Ustedes.
Sepan que no nos estamos ocupando de muchos temas urgentes, dolorosos, preocupantes, fruto algunos del egoísmo, otros de la sinrazón, otros de la incapacidad... Y ¡Quién sabe cuantas razones más!.
Y se amontonan pilas de problemas sin resolver en esta única casa que tenemos y que se llama Tierra.
Permitimos la destrucción de los recursos naturales del planeta donde Ustedes viven y vivirán; arruinamos la tierra, el agua y el aire.
No encontramos el modo de desterrar la guerra; y mueren muchos por la irresponsabilidad de unos pocos.
Dejamos que nos obliguen a dedicarle más horas a la producción que a los hijos.
El alcoholismo y la drogadicción avanzan sobre nuestras comunidades.
Tal como camina el mundo, les dejaremos: guerras, sobre-población, índices altísimos de pobreza, analfabetismo y enfermedad, selvas arruinadas, efecto invernadero, capa de ozono dañada, más y más horas de trabajo cada día hasta que ya no recuerden qué es la familia; drogas y alcohol con un letrero informando que es perjudicial.
Los adultos, tenemos que construirles un mundo mejor.
Un mundo mejor “para todas las niñas y niños de la Tierra”; ese debe ser nuestro objetivo.
No pretendo, ni me parece necesario, un desenfrenado aluvión de marchas y protestas. No.
Sí me parece necesario empezar, urgentemente, a trabajar unidos y convencidos, por una Tierra mejor. Aprender a convivir, compartir, dialogar, escuchar, respetar, amar con inteligencia.
En el Informe Anual 2002 del UNICEF, pueden leerse unas breves y elogiables palabras del Sr. Kofi A. Annan, Secretario General de las Naciones Unidas. Quiero transcribir una pequeña parte


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de ellas: “Nuestra misión en el siglo XXI es colocar a los seres humanos en el centro de todo lo que hacemos; es preciso comenzar con los niños y las niñas, quienes tomarán el relevo más adelante... Sólo así podremos lograr un mundo en paz y más equilibrado”.
Quiera DIOS que este humilde trabajo pueda ayudar.
Reciban mi más fuerte y cálido abrazo.

(*) Este texto ha sido adaptado para el presente trabajo. Corresponde al prólogo para un trabajo integrado por un conjunto de poemas y un cuento infantil, titulado “POEMAS PARA TODAS LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS DE LA TIERRA”, publicado en Internet y de libre distribución.



EXPUESTOS Y ESPERANDO

Esa niña tendrá
alrededor de once años.
Su rostro todavía es puro,
su cuerpo se ve delgado.
La miro desde el autobús,
su pelo es castaño y lacio;
viste campera de nylon
y un jean azul despintado.
Vaga errante por la acera
y a aquel que pasa a su lado
le pide alguna moneda.
La niña está mendigando.
Si, esa niña tendrá
alrededor de once años.
Su rostro todavía es puro,
su cuerpo parece intacto.
¿Cuánto le queda al pimpollo
de su rosa, aún cerrado,
para que a humillarlo vengan
perversas y sucias manos?;
¿Cuánto tiempo pasará
pobre y sin perder su encanto?;
¿Cuánto tardará en venderle
a un chacal su cuerpo santo?.
¿Perderá el mundo a una niña
inocente de once años
porque hay pobreza, señores,
y nadie se está ocupando?.
Veo muchas niñas y niños
por las calles suplicando
por míseras moneditas
o por un magro bocado.


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Sucede esto en mi país
y en el tuyo, en muchos lados.
Esto que pasa en la Tierra
no debiera estar pasando.
Si me estás oyendo, piensa:
es momento de hacer algo,
que hay niñas y niños pobres
sedientos de nuestros brazos.



UNAS PALABRAS MÁS

Este trabajo no pretende ser una obra acabada.
No lo concebí como un manual donde recabar información sobre lo que hay que hacer.
No soy el maestro de nadie; nadie lo es. Tengo mucho que aprender; todos tenemos.
El objetivo de esta obra es: Invitar a los lectores a reflexionar sobre la importancia de buscar la Verdad y trabajar por ella en todas las cosas.
La Verdad sobre nosotros mismos, individualmente, sobre nuestros deberes y derechos, sobre el uso que damos a nuestra capacidad intelectual y sobre nuestras acciones con vistas al futuro de la humanidad.
Una invitación a revisar la Verdad sobre nuestros valores, creencias, ideales, filosofías; no para la anarquía o el caos, sino para ajustarnos lo más posible a la realidad y cuestionarnos si en algunas cosas no es hora de empezar de nuevo, alejándonos de toda fantasía y apostando a la Verdad aunque duela.
A


Daniel Adrián Madeiro

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Publicado el: 16-11-2003
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